El pasado sábado, 27 de abril, un grupo de 53 socios del SIPA participó en la excursión a Barbastro y Fonz que organizamos. En esta ocasión fue José Luis Lana, Vicepresidente 2º del SIPA, el encargado de la excursión de este mes.

Esta crónica la firma, precisamente, José Luis Lana.

A la hora en punto de las 8:30 salíamos, 53 socios del SIPA, rumbo al Somontano de Barbastro. El tiempo todavía era bueno, pero según nos fuimos acercando las nubes cubrían todo el Pirineo. Cuando llegamos al Monasterio del Pueyo empezó a llover y no pudimos gozar de una de los principales atractivos de la visita: las magníficas vistas que hay desde allí, especialmente hacia la zona del Pirineo.

Nos compensó la calurosa recepción del padre Aldo, un argentino de 28 años que de forma entusiasta nos relató la historia del monasterio habitado hoy por los monjes del Verbo Encarnado y nos enseñó su magnífica y desconocida biblioteca con casi 30.000 volúmenes, así como la historia de los benedictinos que fueron fusilados en el año 36 y cuyos restos se veneran hoy bajo el altar mayor. 

La visita a Barbastro

El programa continuó en Barbastro con la visita a la Catedral y al Museo Diocesano de la mano de Rosa, guía lock. Aquí vimos, entre otras, las piezas traídas de la diócesis de Lérida, después de arduos procesos judiciales que todavía no han terminado, ya que las piezas en estos momentos están en depósito judicial y con reclamación pendiente de las autoridades catalanas. Después de media hora de paseo por las calles de Barbastro, el coso, y la plaza del mercado con tiempo libre, nos reunimos de nuevo para partir hacia las bodegas Sommos, que la Academia de Gastronomía ha declarado «mejores bodegas de Aragón».

Allí en el magnífico marco arquitectónico de estas bodegas disfrutamos de su menú degustación, y también de sus vinos, propios de las características del Somontano. Terminado el almuerzo, pusimos rumbo a Fonz con unas lejanas tormentas en el horizonte, que afortunadamente no nos sorprendieron, aunque si la intensidad del viento. Allí en Fonz nos esperaba Maite, la guía que había puesto el Ayuntamiento a nuestra disposición. Entre Palacios antiguos propios del esplendor renacentista aragonés, terminamos en el Ayuntamiento, donde nos atendió su alcaldesa con toda simpatía. También visitamos la iglesia y el resto de calles del pueblo, antes de emprender el regreso a Zaragoza.

La semana pasada enviamos a nuestros socios un PDF con los artículos publicados en la revista sobre Barbastro y Fonz.